No solo en el Arte, sino en la vida común del momento, los pequeños detalles marcan la calidad de la relación entre personas o entre objetos. Y en publicidad siempre hay relación entre el que vende y el que se ayuda o se incita a consumir. Incluida la Cultura y el Arte.
Este de arriba es un cartel de la Estación del Metro de Madrid a la que cambiaron el nombre de Atocha a Estación del Arte de una forma inteligente para que los no conocedores del todo de ese Madrid más turístico y cultural, sepan enseguida en donde hay que bajarse.
Pero no voy hablar del acierto de la decisión, sino del acierto en el diseño del logotipo de la estación.
Ese juego lineal, alargando la línea vertical de la E hasta llegar a la base visible de la A tras cortar parte de su contenido y forma, es un ejercicio leve, suave, pero francamente muy efectivo. Es convertir una simple E y A en una pequeña obra de Arte.
Es cierto que los colores ayudan a comprender mucho más todavía que estamos hablando de Arte y de color, de luz y de impresiones o sensaciones, pero comenzamos a explicar el sitio utilizando una tipografía muy bien elegida y modificada.
El tipo de letra que no detecto bien —entre una Futura Light y una Helvética Light sin ser ninguna— encaja perfectamente en la construcción del logotipo.