La muerte provocada siempre busca acabar con lo que representas tú y tus formas y modos. La muerte violenta siempre busca imponer las razones a costa de disparos sobre las ideas. Por ello a los asesinados por sus ideas les disparan contra la cabeza, para agujerearles los pensamientos y lograr que se vacíen.
Pero no lo consiguen pues las ideas, su mundo y sus pensamientos, siempre saben volar por los aires antes de que los tontos del gatillo disparen a la cabeza.
Esta obra está en Huesca.