A veces cuando nos enfrentamos a una obra de Arte Abstracto sentimos rechazo, sobre todo si no estamos muy acostumbrados a visitarlas, contemplarlas, simplemente verlas durante algo más de un segundo. Eso es normal. No entendemos lo que estamos contemplando y pensamos que o bien no tenemos suficiente formación o bien aquello es literalmente una basura. A veces pensamos ambas cosas a la vez.
Ninguna es cierta. Con el Arte Visual sea pictórico, escultórico, vídeo o performance de lo que ahora llamamos Arte Contemporáneo sucede que le pedimos mucho más de lo que nos puede dar. Tenemos que enfrentarnos a él con la calma de quien escucha por primera vez una música coreana o china. No entendemos nada, incluso si es en inglés y no sabemos inglés tampoco entenderemos nada. Pero nos gustará o no nos gustará. Y eso es lo único que importa… de momento.
Escuchar una música coreana es como observar un cuadro abstracto actual. "Nos gustará o no nos gustará". Pero no le vamos a pedir al Arte Contemporáneo nada más que eso. Como a la música coreana.
De momento tampoco vamos a pretender entender nada de lo que posiblemente diga o no diga la obra. Vamos a simplificar nuestra relación con estas obras. Vamos a ver si nos gustan o no nos gustan. Y habrá unas que sí… y otras que no. Nos puede producir sensaciones nuevas, curiosas entre las que hay que incluir el rechazo. Eso es lo lógico. Incluso es posible que el autor busque eso, que rechaces lo que estás viendo.
Cuando ya hayas visto cientos o incluso miles de obras diferentes de Arte Contemporáneo es cuando hay que pasar al siguiente paso. Diferenciarlas, saber sus técnicas, sus modos, sus lenguajes, sus intenciones. Incluso permitir y comprender al artista que no quiere decirnos nada en concreto, que no tiene ninguna otra intención que provocarnos, agradarnos, llenar un vacío, cabrearse con su mundo o con el nuestro.
La obra textil que vemos arriba es de la artista barcelonesa Aurèlia Muñoz, una de las pocas artistas españolas presentas de forma permanente en el MoMA de New York. Es una gran obra hecha en macramé y suspendida del techo creando un Arte Textil casi arquitectónico creando volúmenes y ocupando espacios mientras dibuja formas en el espacio de la sala con telas o cuerdas de fibras naturales, construyendo como en un juego de construcción, volúmenes y por ello espacios.