¿Pueden los invidentes participar en una visita a un museo de Arte? Pues el Museo del Prado las organiza y trabaja las emociones de las obras de Arte a través de una persona del Museo del Prado que hace de guía y va explicando con su voz lo minucioso que es un cuadro, sus pinceladas, sus emociones escondidas entre sus formas o entre sus personajes. Dolores Riveira del Museo del Prado con su capacidad educativa va descubriendo las obras y poniéndolas luz para que las interioricen los invidentes, se las imaginan como cualquier espectador vidente. Cada obra la vemos de diferente manera unos que otros, tú y yo.
Frío, dolor, humedad, sangre, desnudos, luces de madrugada, sonidos débiles, sedas de colores o ropas negras, seriedad, elegancia, penumbras, silencios, caballos rechinando, niños observando.
La guía explica el contenido de la obra, su tamaño, su autor y la historia de este con arreglo a la obra algunos aspectos técnicos y la colocación de los personajes sobre el conjunto y algunas anécdotas para que los espectadores, sobre las obras muy conocidas y elegidas se sientan cómodos y sea fácil comprender lo que cada una de ellas quiere transmitir.
No se trata de que se imaginen algo material, un lienzo pintado y lleno de color. Se trata de que se emocionen con lo que cuenta —dice la guía—que piensen y se imaginen la obra desde sus propias perspectivas, explicando detalles curiosos pero concretos y concisos.
Los visitantes invidentes tienen que imaginarse que están dentro de una novela, y que lo que se les relata es para provocar en ellas la imaginación que crea emociones. Si somos capaces de imaginarnos un poco más lejos estas iniciativas, sin duda es una ocasión perfecta para intentar trasladarlas al mundo online, y dejar recorridos grabados para que los puedan contemplar cualquier visitante desde cualquier lugar del mundo.
Nota.: La imagen y parte de la información es del diario El Mundo.