No hay que apoyarse en la puerta, nunca hay que apoyarse en sitios más flojos que uno mismo, con menos confianza que tu propia seguridad personal. ¿Te apoyarías sobre mi, sin conocerme? Pues sobre la puerta tampoco.
Las puertas exteriores cuando llueve fuera se llenan de gotas de cielo. Le llamamos agua para disimular pero en realidad es puré de cielo. Lo que nos cubre la cabeza es eso, así que si quieres ir al cielo, no reces mucho y aprende a nadar.
Si te sientes agobiado al estar dentro de una puerta con muchas personas, prueba a salir. Si fuera hace frío, llueve o tienen que andar mucho hasta buscar refugio, inténtalo. ¡Entra y relájate! Pero sin respirar profundamente, pues el aire ya viene respirado de fábrica.