Las portadas de la revista New Yorker siempre son dignas de enamorar, de verse con buenos ojos y con ganas de entrar dentro a seguir disfrutando. Son la puerta y siempre está bien elegida. Esta es de abril de 1970 y me ha parecido graciosa, estéticamente muy correcta dentro de un simple gesto de humor como en mucha de ellas. New York tiene muchas cosas preciosas y una de ellas sin duda es su revista, la de los neoyorquinos, la New Yorker.