Todo lo que nos rodea es complejo, cada tiempo que pasa se vuelve más complejo aunque a su vez nosotros nos volvamos más capaces de poder desentrañar esa complejidad. Y en el Arte sucede algo similar pues el Arte forma parte de nuestra vida, y me refiero al Arte como algo mucho más amplio que tener cuadros colgados en una pared.
La publicidad ya hace años que es Arte, y con la publicidad se mueven las economías, el mundo laboral, las relaciones de mercados. Pero la Cultura también es Arte, incluso parte de la Educación se asienta en el Arte aunque no lo notemos. Convertir en atractiva una actividad que deseamos multiplicar es muchas veces sinónimo de hacerla agradable, bella y por eso tener que utilizar formas artísticas de embellecerlas.
El Arte no siempre es agradable, no tiene que ser bello, pero cada vez es más complejo.
Incluso cuando el Arte simplemente tiene una línea, unas pocas formas, estamos restando elementos para con poco querer decir "algo" y eso es volverlo más complejo de entender.
Estos tiempos actuales son a veces contradictorios entre sí, y el Arte actual también. ¿Simplemente manchas? El Arte vive de sus propios tiempos, lo que a veces no le garantiza su durabilidad en el tiempo.
Estas contradicciones actuales, las dudas, los temores al futuro, los cambios sin rumbo fijos se trasladan al Arte y quedan reflejados en él. Para bien o para mal. Hay tiempos de basura, de confusión, tiempos grises y sin rumbo. Y todos ellos quedan reflejados en la música, en la cocina o en el Arte Visual.
Si observamos hoy el Arte Urbano entenderemos muy bien estos conceptos de barullo.
Las grandes obras de Arte (por tamaño) se hacen efímeras en la propia calle, se entregan gratuitas como si no tuvieran valor. No son incluso ni valoradas por los espectadores. Nadie las quiere poseer pues no se pueden despegar de los muros.
Es un detalle de estos tiempos, Arte sin precio que se enfrenta a otras obras de Arte que se creen simplemente para ser dinero, para ser moneda de cambio.