El claroscuro en el Arte es una decisión teatral, un juego de contrastes, es llevar ese contraste, la luz y la sombra, a sus máximas expresiones, a sus mayores diferencias. Los artistas que han utilizado el claroscuro como una herramienta para dramatizar las escenas saben que se logran relieves visuales que no se conseguirían de otra manera.
Los volúmenes salen de la escena empujados precisamente por ese claroscuro que convierte en más negros los negros y en más blancos los colores claros, al verlos el ojo humano rodeados de sus contrarios.
Un claroscuro puede ser de blancos y negros, pero también de colores complementarios (o no) con sus matices. Caravaggio, Rembrandt, Zurbarán o Tintoretto fueron grandes maestros de esta técnica casi teatral de pintura, grabado, pero también de escultura y en la actualidad de fotografía.
Como ejemplo dejo una obra de Gerard van Honthorst del año 1625 titulada "La alcahueta" y donde ese contraste de negros y tonos carnes, de sombras y luz, nos lleva sin duda la mirada hacia la zona donde quiere el artista que miremos lo primero. Gerard van Honthorst fue un continuador de los modos pictóricos de Caravaggio.