Y aquellas iglesias de tierra se cubrían en su interior de pinturas sobre los muros a modo de libro religioso que explicaba la historia sagrada con textos o con imágenes de santos o de escenas bíblicas, según siglos y zonas.
Pero de aquellas paredes profundamente decoradas nos quedan pocas, de aquel arte pictórico sobre bases no siempre bien realizadas se han conservado las menos. Y por ello cualquier ejemplo que tengamos hay que mimarlo pues no es nuestro sino de la historia.
Este ejemplo es de un románico soriano, similar en algunas fases al aragonés y al castellano leonés.