Debemos ayudar a las ánimas del purgatorio, pobrecitas, sin nada que llevarse al vicio, sin calor ni frío, esperando en el espacio eterno de la nada a que por fin los jueces de dios les perdones lo que les quede de pena.
Purgan por todos nosotros, en ese lugar extraño que llamamos purgatorio.
Si nadie sabe decirnos qué es el cielo o el infierno, imaginaros el purgatorio. Tremenda duda.
¿Y de verdad era necesario tener tres posibilidades de ascenso o descenso al morir?