Había peces gato mal introducidos,
personas de fuera que no respiraban sino absorbían,
gentes del lugar que cuidaban el color
y en el fondo de un camino de tierra,
tú que volvías para encontrarme a tu vera.
Sonreía ilusionado,
sin dar cuenta de que el sol
se iba apagando, pues no necesitaba luz;
yo te miraba
y con el brillo lejano de tus ojos,
tú que ya volvían me alumbrabas.