A esta edad se puede dibujar lo que se quiera, otra cosa es que se entienda con nuestra mentalidad de adulto, ya modificada, lo que realmente nos intenta mostrar el niño, lo que él construye con la suma de sus manos más su forma de ver las cosas.
No voy a realizar trampas, estos dibujos de arriba están hechos a la vez, en la misma sesión sobre pizarra y con clarión, pero no están así de distribuidos. Aquí ya ha intervenido la mano del corrector digital, para joder el dibujo original del niño.
Yo mismo he readaptado lo que el niño ha planteado… hacia mis propios espacios lógicos. Creyendo incluso que también son los vuestros. En la imagen de abajo podemos ver la distribución de los mismos elementos tal y como los dibujó realmente el niño.
Vemos en los dibujos a una persona, a un globo, posiblemente unas piedras a la izquierda y una figura que he querido mantener sin saber bien qué nos quería decir el niño con ella. Pero el motivo de este pequeño ejercicio es ver de qué manera ya somos capaces desde muy pequeños de esquematizar los elementos que observamos hacia figuras muy simples, minimalistas, ahorrando detalles que no nos sirven para comprender nada.
Es como si estuviéramos viendo un Arte Prehistórico, donde lo importante no son los detalles sino la transmisión de un mensaje, de “un algo” de una forma de escribir con rayas y formas. Y lo seguimos viendo en la vida común. El símbolo de la fuerza del Cristianismo son dos rayas. Del judaísmo dos triángulos mezclados, del islam figuras simples del firmamento.
La pregunta sería: ¿Crecemos cuando añadimos detalles a los símbolos, a las representaciones, o las estamos complicando para poderlas manipular? ¿Con cuántas mínimas palabras, gestos o símbolos podemos explicar la belleza, el amor, el humanismo, etc.?
¿Necesitamos una gran obra de Velázquez con todos sus detalles para explicar la violencia de una guerra o nos sirven las simples formas de un Picasso o un Miró?