La vida a veces te agacha ella misma, te tuerce, te doblega, te tumba incluso. Y te quedas doblegado, o sentado o de rodillas. Depende de tus ganas.
Estar sentado es una actitud, pero hay muchas formas de estar sentado. Depende de tu mirada, de tus aditamentos, de tus ganas por levantarte.
La felicidad no tiene nada que ver con la posición, depende. Aunque creamos lo contrario tener tampoco supone mucho. Ayuda, pero somos nosotros los que contenemos felicidad dentro. O no.
Es Madrid.