A los poderosos les sobran herramientas para manipular, para crear propaganda. Al resto nos obligan a hilar más fino y el arte es una buena posibilidad. Sea literatura, teatro, pintura o incluso música.
Necesitamos movilizarnos o movilizar sin que parezca que intentamos obrar a favor de nuestras ideas, y además sin emplear nunca la violencia de ningún tipo. Tampoco la económica. Por eso el arte es un buen vehículo de queja, de trasmisión, de movilizar entrañas.
Como toda buena propaganda, el arte bueno debe influir sin que se note. Debe marcar tendencia e ideas sin que los enemigos noten que les estamos metiendo en un brete y que intentamos influir. Eso no es sencillo. Por eso hay arte y arte malo.
Como toda buena propaganda, el arte bueno debe influir sin que se note. Debe marcar tendencia e ideas sin que los enemigos noten que les estamos metiendo en un brete y que intentamos influir. Eso no es sencillo. Por eso hay arte y arte malo.
Todo arte que no es malo es arte bueno. Nunca es posible tener un término medio que nos lleve a no ser nada. Lo que no es nada simplemente es malo.
Propaganda es el arte religioso, el arte consumista, el ostentoso arte capitalista de la felicidad falsa, el arte entretenido para que no pienses. La propaganda es arte y también hay que comprarla para contemplar y aprender. Hay que aprender de la propaganda para crear más propaganda. Tan solo con la propaganda nos podemos defender de la propaganda.
Propaganda es el arte religioso, el arte consumista, el ostentoso arte capitalista de la felicidad falsa, el arte entretenido para que no pienses. La propaganda es arte y también hay que comprarla para contemplar y aprender. Hay que aprender de la propaganda para crear más propaganda. Tan solo con la propaganda nos podemos defender de la propaganda.