A la hora de revelar en casa una fotografía, ahora ya de forma digital, nos encontramos a veces con el deseo de jugar con la realidad que hemos fotografiado. Tanto con retoques de zonas concretas que pueden "estorbar" como en muchas ocasiones con retoques de color.
En este caso os planteo una duda muy habitual. La primera imagen es más o menos la realidad. Los hierros tienen un todo algo rojizo oxidado pero con no tanto amarillo como se espera, y el resultado final resulta "diferente" cuando no incluso algo desagradable según mi punto de vista.
En un segundo revelado intenté controlar ese dominante y el resultado se aparta de la realidad de ese momento, donde seguramente la luz ambiente influía. Pero surge la duda ¿Qué debo dejar, qué resulta más fotográfico?
La decisión es del fotógrafo y aunque sepamos que estamos transformando una posible realidad, lo cierto es que hacer una fotografía es transformar esa realidad para convertirla en algo plazo. Nadie al ver las imágenes, las fotografías, está viviendo el ambiente, el momento y todos sus condicionantes. Luz, temperatura, sonido, envoltorio del lugar, etc.