En fotografía la luz es imprescindible. Escribimos con luz como bien dice la propia palabra que da nombre a nuestra afición artística. Pero no todas las luces valen. Necesitamos luz de calidad, luz que sepa modular lo que queremos conseguir o mostrar.
La mayoría de las veces no encontramos la luz que deseamos y nos tenemos que conformar con la que hay. Sea por el mes del año, por la hora del día, por el tiempo atmosférico, por la posición del foco en relación al objeto, por los colores que envuelven a los actores principales. Siempre la luz es nuestra imprescindible enemiga que se debería convertir en amiga. Pero es complicado.
Por eso la luz la debemos conocer bien, intentar modularla algo para que juegue a nuestro favor, y donde no llegue la realidad siempre nos quedará en estos tiempos de modernas herramientas, algo de ayuda artificial. Es verdad y lo leerás cientos de veces, que lo mejor es lograr al natural lo que luego eres capaz de lograr en el ordenador. Pero a falta de pan, siempre están los bizcochos.
Nota.: Esta bola estaba en un pasillo de un hotel iluminando la estancia. No estaba tan oscura como vemos aquí, ni tan contrastada. Era un aparato de luz útil para su función, que era iluminar. Pero su figura era elegante y me gustó. Tuve que jugar con la exposición, no forzar mucho en el ordenador las luces y sombras y no dejar que se apoderasen franjas de colores alrededor de la luz, que enseguida suelen salir si forzamos las exposiciones de forma artificial.