Los filtros aplicados a las fotografías de forma digital es un recurso muy interesante… siempre que no sea buse de ellos. Filtros hay decenas, cientos, pero al final además de cansar ofrecen un resultado que enseguida se detecta lo que resta mucho valor a la imagen final. Por eso en fotografía que se quiera enseñar, hay que medir muy bien el uso de filtros comerciales, incluidos los que en apariencia se utilizan menos. Pero hay solución.
Si al final utilizamos algunos filtros en nuestras fotografías lo recomendable es que al menos se puedan modular por nosotros. A partir de esa posibilidad tenemos otras más y son muy sencillas.
La una es aplicar el filtro a una copia de nuestra imagen digital, habiendo duplicado la capa. Eso nos permite trabajar sobre la capa superior y tras ello dejar que la nueva capa ya con el filtro aplicado esté al 100% de intensidad o bajar la opacidad de la capa para que el filtro sea más (o mucho más) suave sobre la capa de abajo.
Otra opción es que esa capa la coloquemos en cualquiera de los distintos modos que nos permiten los programas informáticos y que además apliquemos a esa capa ya en diferente modo al normal, la intensidad que deseemos para un resultado final totalmente diferente. En la imagen de arriba el modo de la capa a la que hemos aplicado el filtro se ha puesto en: “Pin Light” o “Luz Focal” según sean programas de inglés o en castellano.
Y por último tenemos la opción (entre las más sencillas, pues hay multitud de otras posibilidades sobre esa capa) de suprimir zonas con la herramienta de borrar en una opacidad suave, por ejemplo un 25%, para que de forma dulce vaya quitando efectos del filtro en las zonas que no lo deseemos tener, dejando al 100% el resto que sí deseamos con el efecto del filtro. En la imagen que vemos arriba, este ejercicio lo hemos realizado sobre la zona de la hierba en sus partes laterales junto a la zona de tierra y de forma suave, pues el filtro actuaba de forma ovalada sobre todo el perímetro por igual.