Aunque parezca roto todo tipo de diálogo, siempre queda un ápice de posibilidades de volver al encuentro, de retomar la fuerza, de sujetar los desvaríos. Y lo curioso es que ese hilo que sujeta las últimas posibilidades es el que más fuerza tiene.
Te dirán que los brillos se los llevan las fuerzas ya rotas, y que parece inevitable que todos sucumbamos a lo fácil y lógico. Es mentira, no te fíes, siempre nos queda la esperanza de saber resolver los problemas.