Inmersos en el Arte más atractivo para la mirada que se nos escapa por las calles…, uno está en el obligación de atrapar pequeñas grietas por donde se nos puede escapar el aire de la vida.
Es la tensión acumulada entre paredes amigas, pero se están separando y entonces…, rompen lo que más les unía. Ya no hay continuación. Hay ruptura.
Al final…, tendrá que venir un pintor desconocido y deberá darles otra mano de pintura ácida de la que escuece. No hay otra solución. Bueno sí, antes hay que picar la raja, para que no vuelva a surgir.