17.1.19

Carlota me dio este poema. Y no sabía que lo iba a leer

Ser poeta no es un oficio, ni una gana, ni un deseo. Es una necesidad. Carlota me la encontré en una plaza de Madrid como quien no quiere la cosa, pues fue uno de esos encuentros más causales y casuales que nadie puede imaginar. Una encuesta que termina con la entrega de un poema. ¿En qué mundo se cree que vive Carlota?

Y Carlota era poeta…, aunque no fuera esa mañana de poeta sino de estudiante en prácticas. Pero en la despedida me entregó un poema sin saber que yo lo iba a publicar aquí. Incluso es muy posible que Carlota pensara en su interior que aquel papel nunca nadie lo leería.

No sabía ni sabe quién soy. Pero me dio su poema para que lo leyera. 

¿En qué mundo se cree que vive Carlota? Ella cree todavía en este mundo…, efectivamente es joven y eso es muy bueno.

Carlota vive en un mundo muy parecido al mío, pero ella no lo sabe, vive creyendo que es posible incidir en el mundo, que la palabra y los sentimiento, las sensaciones, sirven para hacer el mundo más bueno, más humano, más sencillo para poder vivir. 

Pero ni Carlota ni yo tenemos razón. Aunque nos da igual no tenerla.

Un poema es una arma de guerra. Hay muchos poetas que murieron por la palabra y la libertad, más que literatos de prosa. Es mucho más peligrosa la poesía pues sale desde el corazón y llega más dentro.

No sé si Carlota leerá estas líneas, nunca nos volveremos a ver. Son esas minúsculas partículas de vida que un día se entrecruzan como una chispa, y punto. 

Como dice ella…:

"Tú…, sonríe"