Segunda visita al arte urbano en erupción necesaria en Europa, del que levanta sunamis por inesperado y no subvencionado, que todo cambie superficialmente para que nada cambie. No es el caso griego.
Qué ha sido de las políticas de resistencia en la soberanía de Tsipras se manifiesta en que las medidas neo-impuestas por Deutche Bank –y Santander Bank, que es la novia del mar…- se las vote la derecha de los economistas contratados, sí Guindos, por Lehmann Brothers…
Requiem por Varoufakis y Márkaris, elevándose Costa Gavras y Theodorakis con sus 95 años de 1,95. Depositando su enorme herencia sobre los coros épicos y la sublime y poderosa voz de Yiannis Kotsiras, su San Juan del Apocalipsis en Patmos. Cuando nada nos queda, cantando el mal se espanta.
Los hombres de negro han respetado la nómina de Alexis, encumbrado al Olimpo por alcanzar un dórico acuerdo con Macedonia.
Eso sí, han dejado un paisaje cicatrizado, de postguerra, gris-Zaragoza-años 80. Hasta los salmonetes han palidecido y mudado a un color paloma-Averly.
La reacción contra el bajonazo, el gatillazo, el siemensazo (no transición en Hispania, también provincia sajona bárbara) ha sido en Atenas artística, no se ha hecho esperar. No ha sido neoplatónica porque lo cotizado no hay que esperar al otro mundo para que nos lo devuelvan.
Espoleados por el citado Márkaris, los hijos y nietos no herederos de la rapiña Onassis-Papandreu no se han conformado con incendiar con bengalas el pabellón del Olimpiakóoooos. El equipo de los estibadores del Pireo, repetido en el Fenerbahce de la Bizancio turca, aunque les joda reconocerlo.
El escenario del desolado paisaje social griego, convertido en color contra el negro Unión Europea, ha sido precisamente esos barrios de capas populares modo Valdefierro o el Carmelo que gozan de las mejores vistas de la Acrópolis y se han quedado a mitad de camino de la especulación, como residencia de esos ancianos de dificultad y jubilación reducida.
Al menos, el tiempo de vergüenza y no saber a quién votar que les quede, porque nadie les representa, se lo han llenado de vida sus nietos putativos. Vayamos con un fragmento de Elytis, pensamiento clásico hecho duda socrática en griego moderno:
Éste, este mundo * es el mundo de siempre
El que saquea el placer * el que viola las fuentes
El de encima de los Cataclismos * el de debajo de los Huracanes
El ganchudo, el torcido * el tupido, el rubio
De noche con la flauta * de día con la cítara
En el pavimento de las ciudades * en el barbecho de los campos
23.01 Luis Iribarren