Líneas rectas trazadas sobre el desierto rasgan en Oriente
Todo lo que cubre la arena,
separan a los admiradores de Omar Jayam, en uno y otro costado lanceados
Suroestes blanco roto no fortifican el alma,
los halcones los sobrevuelan desalambrados probando cada nuevo engendro, siempre gaseoso y de racimo
A veces son sangre nómada y espesa de los abrigados señores del desierto,
Frascos ambarinos que cada generación da ojos almendrados insinuantes, rara vez verde bosque de Silesia, ocultos tras velos de papiro
Mantenedoras de fuego eterno con olor a aceite de incendios, alimentado por inagotables olivas milenarias
Plañideras en el dolor y en el dron, la sangre de Israel contiendo tantas gotas de su sangre de Saba,
Casa del pan
Línea recta hoy curvada y mancillada con mortero siempre romano, nuevo limes contra viejos bárbaros con turbante
Cercando lo que una fascinante novela histórica, la primera del mundo, dice que nos perteneció a la casa de Benjamín
La tumba de Raquel, convertida en un trinquete no policromado más que por un reverso cosmopolita de indignados
Coronando a la fundadora de nuestra tribu con espinos 2.0, erigiendo como Tercer Templo de Salomón nuevos Colliures y Treblinkas
La oveja de Dios dicen que tuvo formas agraciadas y hermosa apariencia, propias entonces de una aristocrática filistea,
Hoy ocultas bajo metros de palio de chador
Casa de la carne
Albergue franciscano, cueva con nidos caliza, zoco en calle mayor de perdón express,
Aromatizada de clavelina, esencia de rosa, clavos y posos de café turco
Con hospitalidad y precios rebajados, en moneda común sin nombre de dinar
Nuevo pesebre de arte urbano
No importa lo que se haga, importa comprarlo en intimidad, fuera de la vida de bazar, los comerciantes deben ser expulsados del templo
Excepto los que nos garanticen nuestra siempre efímera seguridad…
Casa de María y de Bansky
Alimentados todos por condumios libaneses de garbanzo, aceitunas y queso, fermentados por las manos fanáticas que tanto tememos,
Por panes receptores de miradas insistentes cinceladas por siglos de neolítico
Engrasados los órganos por aceites no picantes ni especiados
15.11 Luis Iribarren