Lo que nos queda es la diferencia entre ambas decisiones.
Subimos con rasmia mientras bajamos sin darnos cuenta y a regañadientes.
Subimos con la energía de lo nuevo, a explorar lo que no conocemos.
Bajamos para tomar aire y descansar unos instantes.
A veces nos obligan a tener que bajar más de lo que deseamos.
Pero eso no nos evita seguir mirando hacia arriba.