No es común poder entrar a ver el arte urbano en una casa de Israel, en este caso en el patio interior de un albergue en el barrio de Yaffo de la ciudad de Tel Aviv. No tiene nada de especial, excepto que ya verlo nos puede resultar especial. Podría ser Italia, Grecia, Almería o Marrakech. Pero es Israel, huele a Mediterráneo, sabe a cercanía en la distancia, lugar donde viven muchos españoles y aragoneses expulsados de su España y que por dentro siguen queriendo ser españoles.
Los siglos pasan, las personas pasamos antes que los siglos, pero las historias se mantienen aunque se escriban torcidas. Es el patio interior de un hogar público, una habitación a la derecha pintada con un art street habitual de pequeños monstruos miedosos otorga al lugar esa mirada especial que nos quiere acercar al África más cultural. ¿Por qué estamos tan lejos de pensamiento de una cultura con claros signos castellanos y aragoneses?