Si alguien quería robar…, todavía le quedaba el candado. El resto parecía fuera de color, como escapado de la moda imperante, pues llevar esqueletos por la calle no suele estar muy bien visto. Por eso las lluvias se habían apoderado de los huesos que quedaban. pero la pregunta seguía insistiendo en mi cabeza.
¿Nunca habrían las puertas del local gris funeraria?