En las grandes ciudades nadie aprovecha los hermosos huecos de los árboles enfermos. Son hogares vacíos de pájaros que no están. Como hangares sin aviones abandonados a su suerte. Pero es que las grandes ciudades tiene muchos huecos negros donde nadie entra a mirar, espacios donde se oculta la luz negra e incluso el dolor. Si pudiéramos entrar a este garaje negro, veríamos algunos huesecillos de ancianos animales que buscan los hogares en solitario, las tablas, la cama solitaria del abandono. No, no caben personas.