Las comedias son mentiras. Excepto si se basan en la propia vida, como eran en gran medida las comedias de Lope de Vega. Escribía tantas comedias como hijos hacía, aunque a sus 15 hijos reconocidos y los bastantes sin reconocer, no le llegan los 3.000 sonetos o las dicen 1.800 comedias.
Tantos amoríos, tantas enfermedades a su vera, tantos pecados incluso después de ser sacerdote, no lograron mermar sus ganas de escapar por el pequeño túnel de su patio o huerto, para que los vecinos no vieran sus andadas de caza.
Lope de Vega era guapo, dicen que hablaba tan bien como escribía, que amaba tan bien como explicaba en sus comedias. Pero no fue todo lo feliz que deseaba.
Por eso, tal vez, escapaba constantemente en búsqueda de nuevas felicidades. Por ver si encontraba la buena, la definitiva.
La carrucha que dejo arriba es la que todavía se conserva en su casa de Madrid, en el patio de su huerto, a menos de un metro de por donde escapaba Lope de Vega. No sabemos si será la carrucha de entonces, pero si lo fuera, seguiría guardando sus secretos.