Este arte efímero, bien con performances, en grandes montajes que nadie podría guardar, en art street, en obras que emplean elementos que sólo tienen sentido en el momento final del montaje, es la contribución de este nuevo siglo XXI y finales del XX a todo el mundo del arte mucho más clásico que nos ha precedido.
La inmensa mayoría de las obras que hoy podemos contemplar en la calle, en teatros, en exposiciones o museos, no se conservará, nunca la podrán ver los ciudadanos de dentro de unos siglos, excepto si la hemos fotografiado y se conserva en otros formatos que los reales.
No será la misma obra, no producirá las mismas sensaciones, y esto ya lo podemos contemplar cuando vemos retrospectivas de exposiciones de mitad del siglo pasado donde se nos muestran documentos de conjuntos de obras que hoy ya no somos capaces de valorar bien, pues los observamos desde nuestro actual punto de vista, pero en soportes falsos, en fotografías o documentos gráficos.
Tal vez la pregunta sería:
Tal vez la pregunta sería:
¿Por qué hemos decidido crear el arte actual sabiendo que no soportará el paso del tiempo?