Este año, audacia. Derviches giróvagos y mucho guiño a diferentes palos de la música antigua, con esa labor encomiable escolástica que tanto pega con el Camino Aragonés a Santiago, dirección que marcan los atardeceres encendidos bermellón de la Canal de Berdún como si de la estrella del Campo de Estrellas se tratara. Ayer también rondaba Marte por allí, salido de Santo Domingo.
Por eso, es muy congruente que Carlos Núñez Ensemble desarrollara en Siresa cómo debía sonar la música celta del oeste de la Península antes de su recreación, en los siglos del barroco musical.
Loable esfuerzo que recompensó al gaitero gallego, maestro del viento, con un reposado concierto en el monasterio solar del Reino de Aragón. Un lugar donde las imágenes constatan que levitó, pues aunque pasemos bastante por alto su importancia artística y simbólica es solamente comparable a Ripoll, las iglesias prerrománicas asturianas –con justicia Patrimonio de la Humanidad- y la Compostela del preclaro arzobispo y noble gallego Diego Gelmírez, allá cuando se empezaba a fraguar el nacimiento de Portugal en la margen derecha del Miño. A fin y efecto de controlar el Portus Calus en la desembocadura del Duero.
En el mundo, solamente comparables son Aquisgrán y su entorno, las iglesias de Capadocia, Armenia, Georgia, Monte Líbano y norte de Siria, desafortunadamente objetos de permanente conflicto.
Por otra parte, la música celta tampoco es ajena a la propia tradición musical aragonesa, con las magníficas gaitas monegrinas en cabeza. Y Carlos Núñez, esperamos que alguien se lo diga, estuvo cerca de muchos núcleos de población cuya toponimia es de ese origen, como Berdún, Embún, Navardún o Gordún…
Ese dunum, de significado fortaleza o castro por asignación romana proveniente de idiomas indoeuropeo-celtíberos, que encontramos en ciudades como la alemana Thum, obviamente en la homónima francesa de Berdún y, sobre todo, con pervivencia en la Escocia celta: en cualquier valle marca de whisky y, sobre todo, en Edimburgo (Dún Eidaan en gaélico escocés, ciudad de Edín, toponimia comunes a las de Dunedin y su gemela, de lo que se conoce como la Escocia neozelandesa, preciosa ciudad).
Así que Carlos Núñez fue sabiamente programado, cayó de pie y sonó entre el público a pórtico y a gloria.
20.08 Luis Iribarren