El arte urbano tiene muchas variables y a veces algunas son maravillosas y baratas. Cuidado…, digo baratas en su ejecución, no en su idea o proyecto. Los autores, los artistas están facultados para valorar sus obras en lo que ellos consideren que valen.
Este ejemplo de un pasillo o pasaje urbano en Barcelona es claro. Se podría haber obviado el poner los elementos de color y forma encima de las cabezas de los transeúntes que lo cruzan. Pero este trabajo dota de alegría, de luz, de sensación de calidad al lugar por el que atraviesa sus momentos a veces aburridos y repetitivos.
Es una forma de que el urbanismo piense también en las personas y en lo inmaterial, en las sensaciones y en las amabilidades de la calle.