Yo nunca supe quienes eran E y R, pero me imaginé que eran amores carnales. Tampoco supe nunca si eran o son. Depende. Lo único que nos debe importar es que E y R lo sepan. Su amor de letras ya estaba oxidado, así que tengo que imaginarme que era de un tiempo. Y que si ninguno de ellos, ni E ni R habían ido con su llave a quitar el candado, es que seguían unidos aunque hubiera humedades.
Me senté con mi amor A y nos pusimos a soñar con E y R. Nos los imaginamos bellos y jóvenes, brillantes y con sonrisas de futuro. Abracé a mi A y nos besamos. Nosotros nunca tuvimos candado fuera de nuestras imaginaciones. Lo llevábamos encima siempre. Para que no se oxidara.