En el año 1960 comienza de forma autodidacta sus primeras obras abstractas impregnadas de oscuros y colores muy vivos. En 1961 empieza a emplear arpilleras sin volumen pero llenas de marcas de cosidos, incisiones y agujeros, como disparos dramáticos. En el año 1962 incorpora arpilleras metálicas, para enfatizar el dramatismo de su obra como crítica contra la dictadura, potenciada por el juego de luces, sombras y la incorporación de objetos comunes como tornillos, molinillos de café y elementos de uso cotidiano o de derribos literales.
Desde 1963 hasta 1974 realiza tintas sobre papel (de la que os dejo dos ejemplos) dentro de un expresionismo abstracto, para pasar desde 1978 a 1985 a realizar formas planas que dibujan estructuras geométricas con impulsiva pincelada. El último período, de 1986 a 2000, trabaja la sugerencia espacial ya sin cuerpo geométrico que delimite el resto de la composición, predominando un raudal de trazos ràpidos que van componiendo cada obra llena de luz, color y libertad creativa.
Dijo y lo recogemos por su contundencia: “En mi pintura asoma la tragedia, el eco de la Guerra Civil, de eso no puedo desasirme, pero creo que soy un pintor sincero, vehemente, que busca y busca. Para mí pintar ha sido una de las razones de mi vida y una forma crítica y apasionada de estar en el mundo. La pintura me ha ayudado a vivir”.