La belleza se esconde en las pequeñas cosas. Pero para ello hay que mirarlas de cerca. Aunque sean inmensamente grandes. Mirarlas de cerca supone entrar en ellas, olerlas o escucharlas. Tocarlas si se dejan. Si todo lo vemos a una distancia mayor de la necesaria, no seremos capaces de percibir sus maravillosos colores.