Leamos algunas frases de este muy reconocido artista contemporáneo.
Todavía no he aprendido a pintar, y me alegro. Cuando veo que existe un gran dominio, un gran manejo de las técnicas, sobre todo para decir lo que claramente se tiene en la cabeza, me mosqueo. Necesito seguir descubriendo. Seguir encontrando muchos “uslés”. No necesito pensar que he pintado la obra maestra, porque sé que no lo he hecho. Pero sí que voy hacia ella. Siento que estoy en los mejores años y en la mejor profesión, porque es la que siempre he deseado y que nunca me creí que podría ejercer del todo. Me negué a ser Juan Uslé e inventé otros nombres. Descubrí al capitán Nemo, que me llevaba en una nave a un lugar desconocido donde no sabía qué pasaba. Cuando en Nueva York comencé con los cuadros negros y tormentosos; cuando, según los críticos, se me acabaron las imágenes, y Juan Uslé se quedó amnésico, después de esa fase, Nemo me ayudó a encontrar la luz.
Soy pintor y soy lento. La pintura es el medio lento por excelencia. Pese a todo, o por eso, sus posibilidades son infinitas. Sin embargo tenemos ese complejo, sobre todo en España, de que los pintores somos antiguos y dependemos de la tradición. No se trata de ser un virtuoso pero sí de tener un lenguaje y profundizar lo más posible. O sea, poder acercarte al vacío tan esencial que todos los seres humanos llevamos dentro. La pintura es un medio muy válido para hacer la gran revolución; una revolución que siempre ha estado pendiente: que el ser humano se pregunte y se entienda a sí mismo.
Fuente del texto: El País
Todavía no he aprendido a pintar, y me alegro. Cuando veo que existe un gran dominio, un gran manejo de las técnicas, sobre todo para decir lo que claramente se tiene en la cabeza, me mosqueo. Necesito seguir descubriendo. Seguir encontrando muchos “uslés”. No necesito pensar que he pintado la obra maestra, porque sé que no lo he hecho. Pero sí que voy hacia ella. Siento que estoy en los mejores años y en la mejor profesión, porque es la que siempre he deseado y que nunca me creí que podría ejercer del todo. Me negué a ser Juan Uslé e inventé otros nombres. Descubrí al capitán Nemo, que me llevaba en una nave a un lugar desconocido donde no sabía qué pasaba. Cuando en Nueva York comencé con los cuadros negros y tormentosos; cuando, según los críticos, se me acabaron las imágenes, y Juan Uslé se quedó amnésico, después de esa fase, Nemo me ayudó a encontrar la luz.
Soy pintor y soy lento. La pintura es el medio lento por excelencia. Pese a todo, o por eso, sus posibilidades son infinitas. Sin embargo tenemos ese complejo, sobre todo en España, de que los pintores somos antiguos y dependemos de la tradición. No se trata de ser un virtuoso pero sí de tener un lenguaje y profundizar lo más posible. O sea, poder acercarte al vacío tan esencial que todos los seres humanos llevamos dentro. La pintura es un medio muy válido para hacer la gran revolución; una revolución que siempre ha estado pendiente: que el ser humano se pregunte y se entienda a sí mismo.
Fuente del texto: El País