Su infancia aragonesa le debió marcar en ese sarcasmo tan nuestro, en esa forma de ver la realidad que se mantiene como forma de encarar también las soluciones a través de la crítica a veces feroz.
Escritor de novelas y dibujante, también escribió para el teatro y televisión, para el cine y sobre todo para las revistas de humor contestatario de la última época de la dictadura y durante la Transición. Se adentró en los trabajos de vestuario, cartelería, cerámica o decorados.
Conservador, no lo aparentaba en sus trabajos, que siempre disfrutaban de la venia de los censores, aunque en ellos se retratara una España triste y dura.