Los bueyes o toros sagrados se han ido disfrazando de múltiples caras, siempre adustas, serias, poderosas, con ganas de vender y matar si fuera el caso. Bueyes mezcla de aves poderosas que surcan todos los lugares, con patas que saben agarrarse a todo lo que se mueve, como si fueran rapaces que observan desde arriba.
No es sencillo imaginarse a un buey de los gordos, volando por el cielo. Pero nunca se sabe. Es cuestión de fé.