En fotografía todo es posible, todo es practicable, incluso el arte abstracto. Crear se lleva en la cabeza, el resto, sean pinceles o cámaras de plástico, son meras herramientas. Es cierto que al crear se parte de una idea establecida en forma de boceto y que es después, según vas avanzando en su desarrollo cuando le terminas de dar forma. Sean sobre un lienzo, un papel o un archivo digital. Volvemos a la mezcla de las herramientas junto con tus ideas.
Todo sirve, y hace ya varios siglos que los pintores copiaban del natural empleando cámaras oscuras antes de inventarse la fotografía. Nadie preguntaba qué método se había empleado para lograr esa realidad, simplemente admiraban o detestaban el resultado final. Como ahora.
Esta imagen movida y desenfocada se logra con velocidades muy cortas, y un movimiento de la cámara en el tiempo en que dura el disparo. Es un clásico barrido en búsqueda del efecto, al que a veces hay que añadir varias tomas, para un resultado apetecible con arreglo a tu idea. No importa para nada la herramienta, sino terminar a tu gusto tu propia idea de belleza o de horror.
Nadie busca salvar al mundo con una obra, ni salvar a un débil pajarito. Simplemente disfrutar haciéndola y crear sensaciones. Efectivamente, nada más. No es casualidad, pero podría haber salido diferente, pues no se controla el inicio del proceso. Sí todo el posterior.