Atadas, cuerdas atadas con los nudos que sirven para que nada se mueve. Así estamos todos y todas y además contentos.
Parecemos cuerdas nuevas, pero mil aires nos han desgastado ya. Incluso hemos perdido el color de la juventud, ya solo queda seguir cumpliendo nuestra función.
Atados. Quietos. Sin entender de nudos ni de cuerdas, pero siempre atados.