Posiblemente uno de los primeros rabajo artísticos de la humanidad sean este tipo de dibujos de manos en negativo que conocemos y que con casi 40.000 años de edad, pueden representar los primeros usos del color, de la pintura, en la representación de la persona, del “YO”, para dejar constancia de cómo eran.
Nos tenemos que basar en pensamientos abstractos, en la capacidad simbólica de estas personas para intentar transmitir su forma a través de sus dibujos y además el convencimiento de que alguien vería aquello transcurrido un tiempo. Buscaban pues eternizarse a través del arte, superar su propia muerte.
Estas manos en negativo de la cueva de El Castillo en Cantabria, se debieron hacer con técnicas muy básicas de aerógrafo, bien soplando pintura desde algún hueso hueco o bien directamente con alguna herramienta parecida a un pincel, para dibujar los contornos de la mano, a la que le daban una importancia grande, pues es la parte del cuerpo que dibujan.
Trabajan el color, empleando herramientas. Quieren que sus obras transmitan una idea, y que les perduren en el tiempo. Que sean observadas y junto al lugar formen un nuevo conjunto especial, bien decorativo o religioso primitivo. Similares deseos de todos los artistas posteriores.