En la vida son muchas las veces en las que te ves obligado a dirigirte sin duda hacia el amor. Está obligada la decisión, solicitada sin palabras, está deseada y no hay otra posibilidad.
Pero si dudas…, —que puede sucedernos a todos— siempre está la ayuda de los símbolos, del pequeño arte disimulado de las personas que saben hablar con los signos.
Este no es un corazón roto…, es una obligación…, una dirección única.
Hay que ir donde nos manda el corazón, pues allí, sin duda, estará lo que nos espera. Nos guste o no nos guste. Pero si nos lo dicen con amor, hay que acudir.
Fotografía de Nuria Pérez