En la parroquia de San José de Madrid podemos contemplar este Santiago (el mata moros) con su pose acostumbrada. No es una figura maravillosa, pero si lo es las figuras de las cabezas cortadas a sus pies, en una borrachera de sangre. La religión en algunos siglos, predicaban poco la paz y el amor, y empleaba la intervención divina en apoyo al rey cristiano frente a los musulmanes que siempre perdían la cabeza.