Hay lugares que te atrapan desde la primera visita. La Catedral del Mar de Barcelona es uno de ellos. Más si entras la primera vez de noche. Nunca entres a conocerla por primera vez de día. Luego, en posteriores entradas sí, vuelve de día y mírala con otros ojos, disfrutando de otros objetos y con otra luz para poder ver las vidrieras.
Pero la primera visita…, si quieres disfrutarla como si te creyeras que es de otro tiempo…, entra de noche y pasea luego por su entorno exterior, sus calles y sus tiendas.
Te la creerás de otra manera.