La cultura Moche, la de los mochicas del antiguo Perú, dentro de su complejidad y diferencias, nos ha dejado sobre todo un gran número de ejemplos artísticos, donde la cerámica es uno de los más conocidos y mejor conservados, mostrándonos su mundo cultural, militar y religioso con sumo detalle.
Generalmente nos han llegado en perfectas condiciones, recipientes y vasijas que utilizaban para las ceremonias con sus muertos, cerámicas pintadas a mano con pinceles y que nos muestran sus forma de vida, sus personas con sus vestimentas. Ellos no inventaron en estas cerámicas, representaban la vida que tenían en esos momentos, lo que nos ha servido para conocerlos mucho mejor, casi retratando a personas o a las actividades cotidianas de su sociedad, sus animales, sus ritos, sus formas de practicar sexo, etc.
Para ellos el vínculo entre la vida y la muerte era muy profundo, y así lo representaban, con muchas cerámicas sobre la fertilidad y el sexo. Estas cerámicas eran generalmente pintadas en dos colores. Uno fuerte y uno suave, casi siempre también rojos y cremas, colores cálidos. Se realizaban estos recipientes en serie con moldes y luego se pintaban a mano.
Fue un pueblo muy artístico y son muy conocidas también sus pinturas murales. Pero era también una sociedad muy clasista, donde solo unos elegidos tenían acceso y derecho a estos elementos artísticos. Esta vasija mostrando la cabeza de un guerrero tiene entre 1.300 y 1.800 años de antigüedad.