Iba en busca de un Museo de Arte Contemporáneo y me encontré con este joven pegado dentro de un gran cuadro, en la cafetería del entorno. Un collage que miraba.
Era una repostería cafetería de tostada con tomate o de bollería fina, y yo me senté delante del joven sentado en el cuadro…, pero no me solicitó desayuno. Tan sólo me miró en silencio.
Estaba bien pegado a la gran obra mural. El conjunto era muy distinto al detalle, impresionaba en un local sencillo y donde sólo destacaba la gran obra pictórica del fondo.
Bueno…, y la camarera…, joven y áspera, alegre y sonriente pero tersa y a la vez dura. Aunque se puede sonreír desde la rigidez. Es Barcelona.