A veces la artesanía, incluso la industrial, ofrece ejemplos de buenas ideas, de sencillas y a veces viejas prácticas, que si bien resultan caras y tal vez por ello, como sucede en este caso, dejan de tener el sentido para el que se crearon, y pasan a otra dimensión.
Este es un juguete, casi navideño. Pero muy caro por su construcción. Es todo madera con un mecanismo mecánico que mueve las piezas. Ya no puede ser un juguete para niños al menos, pues es débil, frágil, tiene un sentido visual diferente a los juguetes que hoy utilizan los niños actuales. Pero como obra de arte es casi un ejemplo más, pues decora, alegra la mirada y crea sensaciones interiores.