Desde New York o desde Berlín, desde donde parece ser dejó esta ilustración en una calle de la capital de Alemania, Sam Spratt juega con los rostros, los modela y se los lleva a su terreno para prepararlos en motivar.Los hace hablar en silencio.
Sam Spratt está construyendo el que vemos, pero a la vez se está disolviendo. No somos más que temporales, un periodo de tiempo muy escaso, el resto no somos nada. Creemos ser, pero sólo somos el vehículo en el tiempo.