La lluvia ayuda a meter vida en una fotografía. Es la doble escenografía. Lo de siempre…, más la lluvia que está por delante, moviendo la imagen, dando acción a lo que vemos.
Ya no está todo quieto, está vivo pues llueve.
Ya no está todo quieto, está vivo pues llueve.
Esa lluvia debe quedar movida o con trayectoria. También debe poderse ver su fuerte choque contra el asfalto, las burbujas o lo que la propia y a veces violenta fuerza de las gotas, produce sobre los elementos.