Se le ve en el centro recibiendo lo que parece ser un impuesto pagado por unos españoles, mientras al fondo del lado izquierdo lo encontramos nuevamente recibiendo oro y monedas, ahora de un indígena al cual él mismo está convirtiendo al cristianismo con su espada desenvainada.
Pero son todas las demás escenas que envuelven la obra las que nos muestran con mayor dureza la visión que la conquista de los españoles tuvieron con México; tristes y duras secuelas de la conquista, con esclavitud, tortura, asesinato. Vemos incluso la forma en que los conquistadores marcaban con un hierro al rojo vivo a sus esclavos de reciente adquisición.
Hay que destacar que Diego Rivera hizo una profunda investigación para elaborar cada uno de los detalles de la obra, por lo que es obligatorio observar los detalles de estas creaciones y recreaciones del artista, y pensar que el ser humano es un animal más.