Estas pequeñas obras de arte se dividen entre dos artesanos de la belleza. Por una parte alguien decidió pintar con rotulador unas piedras de río, unos simples cantos de la orilla que fueron desparramando cerca de la desembocadura del Gállego.
Algunas acabaron dentro del cauce y otras en las orillas secas.
Por otra parte un fotógrafo supo ver la escena y se la llevó para su casa.
No se conocen de nada. No se pusieron a trabajar juntos, sino que la casualidad les hizo encontrarse en diferentes momentos. El fotógrafo MPA me entregó estas imágenes para darles aire. Sin duda un arte popular muy húmedo. Lo fácil también tiene su "aquel".