La fotografía de naturaleza siempre está allí, esperando nuestro acercamiento, nuestra mirada, ese espíritu cazador que todos tenemos programado dentro desde los ancestros viejos. Pero la fotografía de naturaleza no mata, es una caza sin dolor, sin muerte, sin sangre. Pero igual de interesante. Somos cazadores de instantes.
Buscar el encuadre, acercarte sin que huyan, enfocar e intentar que la luz sea aceptable, es una técnica que se puede mejorar mucho con cámaras y objetivos elegidos para la fotografía de cerca, para el enfoque rápido, los disparos en serie, etc. Aunque sin duda la suerte te tiene que pillar trabajando y preparado. Un segundo es muchas veces lo que diferencia una fotografía de la nada.
Cazar fotografías de naturaleza es un lujo para el fotógrafo. No hay que comerse lo cazado, lo cual en el caso de los insectos es una gran suerte. Pero además tenemos la suerte de cazar también flores, plantas que vistas de cerca nos cambian totalmente su forma, detalles que pasan desapercibidos hasta que llegas a casa y revisas lo cazado.